Apasionado por las artes primigenias y las civilizaciones
indígenas, Chirac recuerda en sus memorias su veto en 1992 a que el
Ayuntamiento de París, del que era alcalde, se asociara a los actos
conmemorativos del V Centenario. «Cuando el rey Juan Carlos me telefoneó
para sorprenderse, le respondí sencillamente que la expedición de
Cristóbal Colón no constituía a mis ojos un gran momento de la Historia,
sino más bien una 'calamidad' que nada justificaba celebrar», escribe.
«Tengo la intención de organizar una gran exposición en
memoria de los indios que masacró, le anuncié entonces.
Son las mismas
palabras que empleé dos años más tarde, con motivo de la cena oficial
posterior a la inauguración en el Petit Palais de nuestra exposición
sobre los tainos. Ofendido por mi declaración, el embajador de España
abandonó de inmediato la mesa, con su esposa, en signo de protesta»,
relata.
Chirac explica que «los tainos, pueblo de las Grandes
Antillas, habían sido las primeras víctimas del verdadero genocidio que
siguió la llegada de las tropas españolas». «Más de 80 millones de
amerindios fueron así exterminados, desde México a Tierra de Fuego, en
menos de medio siglo. Todo ello en nombre de la pretendida superioridad
de nuestra religión», sentencia.
En un libro-entrevista con el escritor Pierre Péan
publicado en 2007, Chirac ya había desvelado su conversación telefónica
con el rey. Entonces aseguró que «no fue Colón quien descubrió América
sino los vikingos cinco siglos antes». «No se anduvieron con tantas
historias y, por añadidura, tuvieron la elegancia de destruirse ellos
mismos», zanjaba.
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