Y la mujer cogió la palabra, las herramientas y el fusil.
Marzo ha quedado como un tiempo de referencia por la *visibilització de la lucha por la conquista de derechos por las mujeres buscando la igualdad. La igualdad, palabra intrínseca a los valores republicanos, unos valores que defendió la República del 1931 al 1939 y que significaron un adelanto para las mujeres muchas veces líder en el mundo. La mujer disfrutó de una serio de leyes que le reconocían como ciudadana los mismos derechos que los hombres empezando por el derecho a voto que recoge el artículo 36 de la constitución de 1931 y que es fruto de la lucha de una mujer, Clara *Campoamor: “Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintitrés años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes”. Por eso dedicamos esta veinte-y-octava concentración a la mujer antifascista que defendió la legalidad republicana.
Fueron muchas las mejoras a partir del 1931: El acceso a cargos públicos varios a todos los niveles de la administración, incluso mujeres diputadas, alcaldesas y una ministra, la primera de Europa, el anarquista Frederica Montseny. Con la República llegó el matrimonio civil y el divorcio, la supresión del delito de adulterio sólo aplicado a la mujer, la regulación del trabajo femenino protegiendo la maternidad y prohibiendo las despedidas por matrimonio o embarazo, la equiparación salarial, el derecho a la patria potestad de los hijos (investigación de paternidad y reconocimiento de los hijo naturales). También fue pionera en la creación de hogares infantiles, casas para prostitutas para liberarlas de la esclavitud sexual, la interrupción legal del embarazo. En Cataluña la Generalitat republicana aprobó la dispensación de anticonceptivos y despenalizó y legalizar el aborto. En educación se hicieron escuelas mixtas, se abolieron asignaturas domésticas y religiosas y se crearon escuelas nocturnas de trabajadoras.
Un punto esencial para la mujer de la República es el estado laico. El papel de la Iglesia sobre todo en educación, donde hasta ahora habían tenido el monopolio, había sido una losa por la emancipación de la mujer. La separación Iglesia-Sido da una libertad a una mujer esclavizada por el papel que el catolicismo le reservaba: el de sumisión y resignación. Por eso también la Iglesia católica formó parte tan activamente del golpe de estado a la República porque quería recuperar su situación de privilegio, de explotación social femenina como vehículo de transmisión de sus reaccionarias y machistas idees. La emancipación de la mujer era un hecho revolucionario que rompía la orden secular del poder eclesiástico y de la sociedad inmovilista y clasista de la oligarquía española.
Van *surgir diferentes asociaciones y colectivos de mujeres que luchaban contra el fascismo como el *Unión de *Mujeres *Antifascistas pero el grupo más activo que tenía como prioridad la emancipación de la mujer fue *Mujeres *Libres, una organización libertaria que fundó la revista del mismo nombre y que quería hacer la revolución de la mujer dentro de la revolución.
Con el golpe de estado fascista del 17 de julio de 1936, las mujeres también quisieron formar parte de la defensa del régimen legal y democrático republicano en primera línea de batalla. No se podían perder todas las ventajas que habían ganado y la posibilidad de conquistar más derechos. La mujer formó parte activa de la lucha contra los golpistas desde la huelga general convocada los primeros días del golpe de estado como rechazo y contraofensiva a la opresión y represión criminal de los enemigos de la República, en la petición de armas a los gobernadores civiles, en la construcción de barricadas. Formó parte de las milicias cogiendo el fusil, preparando explosivos, conduciendo coches, haciendo de correo, como personal sanitario en los primeros días de la lucha contra el ejército fascista. Más tarde con la formación oficial del ejército republicano muchas de estas mujeres tuvieron que ir a la retaguardia sustituyendo en muchos casos los hombres que estaban en el frente en sus puestos de trabajo y organizando la vida civil porque la lucha contra el fascismo fuera posible. Entre estas mujeres luchadoras a los frentes antifascistas hay que destacar la figura de las brigadistas internacionales que vinieron de todo el mundo a defender con total altruismo la libertad del nuestros pueblos.
Las mujeres lucharon y mucho pero perdieron la guerra, no una, ni dos sino más veces porque las mujeres siempre son las primeras y eternas víctimas y las que sufrieron con más crudeza las consecuencias de la larga y sangrienta dictadura. Rapadas, exhibidas y señaladas, violadas, paseadas, enchironadas, juzgadas y asesinadas, expoliadas, robados sus hijos e hijas o muertos de hambre y enfermedad dentro de y fuera de las prisiones, *represaliades para ser mujeres de, madres de, hijas de, hermana de rojos, vejadas socialmente y en trabajos de miseria, explotadas por un trozo de pan para la familia encarcelada, prostituidas por una recomendación por el familiar preso, trabajando dentro de las prisiones para alimentar su familia, castigadas para no arrodillarse ante el crucifijo, exiliadas, … Crímenes cometidos en sus personas, crímenes de *lesa humanidad imprescriptibles pero amparados por las leyes de impunidad del estado español, la ley de amnistía de 1977, carta de libertad por los asesinos fascistas, y la Ley de la Memoria, segunda ley de punto final. Leyes hechas en democracia y cuestionadas por los organismos internacionales de derechos humanos por su talante nada democrático, organismos como la ONU que han pidiendo la derogación de la ley del 77.
Con la dictadura las mujeres perdieron todos sus derechos y libertades, para pasar de la custodia del padre a la del marido o la del convento bajo el ojo vigilando del estado fascista.
Con el franquismo la mujer no podía trabajar sin la autorización del hombre y este podía cobrar el salario de la mujer. La mujer no tenía nada, todo era de su hombre, incluso la vida, hasta los años 60 el crimen de honor era legal, el hombre podía matar o maltratar a su mujer adúltera. Quedaron anulados todos los matrimonios civiles y los divorcios que se produjeron durante la República; ahora sólo existía una unión legal, la que se hacía por la Iglesia y una única educación, la del nacionalcatolicismo. La Sección Femenina creada por Falange fue una herramienta más de represión y marcó el camino de una mujer sin voz ni voto *submisa al hombre y al régimen.
No podemos olvidar todas las mujeres que lucharon y sufrir por la libertad de todas y todos nosotros. Sus reivindicaciones continuando vigentes y en un estado donde los recortes nos hacen perder los derechos conquistados por muchas luchadoras y luchadores antifranquistas en las luchas obreras y asociativas, también durante la transición, no podemos olvidar. Porque así como las mujeres fueron las primeras víctimas de la dictadura también lo son de las crisis, porque aquí encara las mujeres ganan un 30 por ciento menos para hacer el mismo trabajo, son las primeras despedidas y más si se quedan embarazadas, tienen muy difícil acceso a los cargos de responsabilidad, se encargan de la casa, la familia, los enfermos como un trabajo propio sin ninguna retribución, son víctimas de todo tipos de violencia machista, no pueden decidir sobre su propio cuerpo y tienen que estar siempre estupendas y en buena disposición como propugnaba el ideal falangista.
Pedimos Verdad, Justicia, Reparación y Reconocimiento para las mujeres que soñaron un mundo más justo e igualitario y se encontraron con el oscurantismo del nacionalcatolicismo y la represión cruenta de una dictadura fascista. Defendemos su memoria, defendemos nuestro futuro. Por aquellas mujeres, nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras grandes compañeras que todavía hoy no dejan de luchar.
El sábado 31 de marzo a las 12 del mediodía a la plaza de Santo Jaume homenajeo a las mujeres antifascistas, ellas también necesitan Justicia y la anulación de sus juicios ilegales, por ley.
Publicado por Mesa de Cataluña en 7:01
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