miércoles, 16 de noviembre de 2011

NEGRAS SOTANAS NOS ENSEÑAN A VOTAR


Las sotanas entran en el 20-N

La Iglesia y su petición para no votar a los que promueven políticas contrarias a su moral y principios







Las sotanas entran en el 20-N
Las sotanas entran en el 20-N

JOSÉ MANUEL BARREAL

SAN MARTÍN
Sus eminencias, y adláteres eclesiásticos, hacen sonar el «fru fru» de las sotanas y remangándose las mismas para evitar roces demasiados escandalosos entran en la campaña electoral. No es que pidan el voto para una fuerza política concreta, pero recomiendan no votar a aquellos partidos políticos que promuevan políticas contrarias a la moral y principios de la «Madre Iglesia Católica», es decir a las organizaciones políticas que defiendan, entre otras, leyes como el derecho al aborto o la enseñanza de Educación para la Ciudadanía en la escuela.

El señor Martínez Camino, uno de los que más destaca, junto con su jefe señor Rouco, haciendo caso omiso de lo que corresponde a su cargo, alerta a la ciudadanía del «peligro» que suponen determinadas opciones en las leyes actuales que no propician el derecho fundamental a la vida desde el nacimiento hasta su muerte. Recomienda, la lumbrera eclesiástica, no votar a los partidos políticos que defienden el matrimonio entre homosexuales; es un tema recurrente, este de la homosexualidad, entre cardenales y obispos; sin embargo, tonsurados hay que darían algo por tener la valentía de reconocer su homosexualidad y decirle al ínclito señor Camino, que vale, pero que se meta en su propia vida. ¿Cuántos?

Otro tema que no llevan con paciencia y que es motivo para pedir el voto a partidos clericales es lo que ellos llaman «la dictadura del relativismo ético» que según sus eminencias y subsidiarios eclesiásticos impregna la dictadura laicista que domina en esta España nuestra.

Estos juglares del desastre, y sus cuentacuentos, saben que la abolición de la pena de muerte y la objeción de conciencia para no tener que hacer el servicio militar, fueron luchas y reivindicaciones ganadas por la sociedad laica. Mientras, la iglesia católica, mantuvo un vergonzoso silencio sobre ambas reivindicaciones. Sólo más tarde, y de manera ambigua, condenó la pena de muerte.

Una iglesia que intenta forzar, a los no creyentes, a aceptar decisiones sobre su vida, su nacimiento y su muerte, que amenaza a los creyentes a las penas del infierno, lugar terrible de sufrimientos según ella, si no aceptan los dogmas y normas que se dictan desde púlpitos, es la que quiere dar consejos de a quién votar. Vulnerado una vez más el principio constitucional de separación entre el Estado y las iglesias, el cual prohibe al Estado intervenir en asuntos religiosos, pero exigiendo la misma actitud de respeto hacia los asuntos civiles por parte de la iglesia.

En fin, nos aconsejan el voto quienes no dan un palo al agua y viven a costa del erario público, los que distribuyen mentiras, miedos y bendicen todo lo que redunde en su propio beneficio. Los regidores de una institución machista y varonil, en la que la democracia es pura entelequia, se permiten la frivolidad de aconsejar a quién votar. Hipócrita paradoja.


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