[Videos] Gladys del Estal, asesinada en Tudela el 3 de Junio de 1979
Se cumplen 31 años del asesinato de la militante ecologista donostiarra Gladys del Estal, el crimen fue cometido en Tudela a manos del Guardia Civil José Martinez Salas, la impunidad continúa.
Kaos. Euskal Herria, Memoria histórica y antifascismo | Hoy 11:24
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Se cumplen 31 años de la muerte de la ecologista Gladys el Estal
Hoy se cumplen 31 años desde que un guardia civil mató a bocajarro a la ecologista donostiarra Gladys del Estal en Tutera. Del Estal luchó en contra de la nuclearización de Euskal Herria y el día que murió, cuando le dispararon en la nuca, se estaba manifestando en contra de la creación de cuatro centrales nucleares que gracias a ella y a otros ecologistas no se construyeron. El colectivo ecologista Eguzki ve necesario recordar «los sucesos de Tudela», y para no olvidar la muerte de Gladys del Estal, ha preparado una exposición en memoria de la activista bajo el titulo "La huella de Gladys" donde también se recogerán los sucesos del 30 de mayo en la Parte Vieja donostiarra y del 5 de junio en la entrada del parque Cristina Enea (Egia). El colectivo ecologista quiere animar a los ciudadanos a que depositen flores junto al monolito que recuerda a Gladys en ese parque. Además, esta tarde a las 20.00 habrá una concentración en la Plaza Nueva de Tutera, para recordar los sucesos que tuvieron lugar en 1979.
Los hechos
Se cumplen ahora 31 años del asesinato de la militante ecologista Gladis del Estal. Sucedió en Tutera, un domingo 3 de junio del año 1979. Se celebraba en la capital ribera una movilización que coincidiendo con el Día de la Tierra y teniendo muy presente el accidente de Three Mile Island, junto a Harrisburg, ocurrido poco antes (el 28 de marzo de 1979, exactamente), reclamaba la paralización del Plan Energético Nacional que contemplaba, además de la central de Lemoiz otra en Tudela.
Según reconociera unos días después el gobernador civil español en Navarra, se estableció “un plan para controlar la concentración en Tudela, en el que todos los puntos se habían aclarado perfectamente”. De hecho, y son sus palabras: “el comisario jefe de Policía de Pamplona, que se había desplazado a Tudela por orden mía para encargarse de la Jefatura Superior, lo mismo que el comandante de la Policía Nacional. Todos los dispositivos estaban perfectamente montados y controlados”.
Tan perfectamente montados y controlados que según una nota de la Comisaría de Policía de Iruñea, “a las 16.35 horas, siguiendo el plan previsto, varias patrullas de la PN se desplegaron en los tres puntos de acceso al interior de la ciudad, con la finalidad de que al concluirse el acto, a las 17 horas, no pudiesen los asistentes salir del itinerario previsto, siempre encarrilados hasta el lugar de aparcamiento de vehículos, sito en la carretera de Cabanillas.”
Lo mismo ocurría con la Guardia Civil, que había instalado controles en las afueras de Tudela y obligaba a los vehículos a realizar un rodeo de decenas de kilómetros.
En ese ambiente de férreo control policial, con todo absolutamente planificado, discurrieron los hechos. Aunque obviamente, las versiones oficiales no lo reconocen, todo estalló cuando la Policía irrumpió en la zona donde se celebraban los actos, pese a estar autorizados, y comenzaron las carreras y el pánico.
Según señalarían después algunos de los testigos de los hechos, “Se notaba un miedo atroz. Los organizadores de la fiesta pidieron por la megafonía que no se cayera en provocaciones y la gente comenzó a correr hacia los autobuses”. Según recuerdan “el puente estaba lleno de coches, autobuses y camiones. Algunos optaron por sentarse en el petril. Entre ellos se encontraba Gladys. De repente, aparecieron cinco guardias civiles que empezaron a dar golpes. A ella, le dieron un golpe por detrás, y estando tirada en el suelo recibió un tiro en la nuca con una metralleta Z-70”. Según declaró uno de los médicos que se hizo cargo de la joven a un testigo, “hemos hecho todo lo posible, pero era un tiro de gracia”.
Según algunos testimonios recogidos por la comisión de investigación, varias personas oyeron “cómo cargaban las armas”. Según una de estas personas: “Al pasar por donde el camión oí un ruido metálico que identifiqué como de cargar de armas o de quitar los seguros” Otra afirmó lo siguiente: “Me había bajado del coche y estaba apoyado en la barandilla, ya que era imposible pasar. Estando allí, vi cómo los guardias civiles cargaban sus armas”.
La versión oficial
La versión oficial, mediante nota de la Guardia Civil reproducida por diversos medios, entre ellos El País, ofrecía un relato surrealista:
“sobre las 17.30 horas cruzaron el puente un grupo numeroso de personas (la mayoría jóvenes) y cortaron la circulación, atravesando un vehículo, y se sentaron en la calzada, todo ello junto a la zona de estacionamiento. Se formó el natural colapso en la circulación, por lo que la fuerza que se encontraba en el estacionamiento regulando el tráfico se dirigió hacia los manifestantes para solicitarles que dejasen expedita la vía, Y aunque con dificultades, poco a poco lo iban consiguiendo. Cuando se encontraban en este cometido, un manifestante agarró por detrás, tirando con fuerza de la metralleta que, colgada del hombro, portaba uno de los guardias, tratando de arrebatársela. El guardia sujetó el arma, echándose hacia delante para contrarrestar el tirón, llegando casi a perder el equilibrio; en el forcejeo se produjo un disparo del arma, que alcanzó a Gladis del Estal, que se encontraba enfrente, la que resultó herida mortalmente en la cabeza, falleciendo al ser trasladada a un centro asistencial”
Una enorme respuesta popular
El asesinato de Gladis desató una oleada de protestas en todo Euskal Herria. Así lo contaba El País en su edición del 5 de junio. Este periódico consideraba entonces a Navarra parte del País Vasco, como puede verse:
“La provincia de Navarra, y en especial Pamplona, vivió ayer una tensa jornada, con manifestaciones, barricadas y enfrentamientos con la fuerza pública, como consecuencia de la muerte, el pasado domingo, de la joven Gladis del Estal, que recibió un disparo de un miembro de la Guardia Civil al término de la concentración antinuclear autorizada llevada a cabo en Tudela. Todos los partidos vascos y centrales sindicales han condenado en términos drásticos la actuación de la Guardia Civil y se prevé para hoy una huelga general en todo el País Vasco. Toda la izquierda abertzale, más el PCE y el PSOE, apoyan esta huelga. En sesiones extraordinarias, los ayuntamientos de Tudela y Pamplona han solicitado la dimisión del gobernador civil y del ministro del Interior, la depuración de responsabilidades y, en el caso de la Corporación de Pamplona, se ha pedido la apertura de una inmediata negociación con el Gobierno para que proceda a la retirada de la fuerza pública de todo el País Vasco. Varios partidos, sindicatos, organizaciones juveniles y otras asociaciones del País Vasco, ante la información difundida por TVE sobre los sucesos de Tudela, han hecho pública su postura de exigir una rectificación a este organismo, así como pedir la dimisión de su director general.”
Otro asesinato impune
Pese a que el gobernador civil español en Navarra declaraba que se estaban llevando a cabo las “investigaciones oportunas” lo cierto es que nadie asumió la responsabilidad política y el autor material de la muerte de Gladis, el guardia civil José Martínez Salas, fue juzgado a finales de 1981 en Iruñea. Tras un proceso plagado de irregularidades, resultó condenado a un año y medio de cárcel, que no llegó a cumplir. Es más, este mismo agente sería condecorado en 1992 por el alcalde de Tutera, José Antonio Pérez Sola, del PSOE.
Navarra sola o con leche
Navarra sola o con leche era el título de una obra del escritor navarro Patxi Larrainzar, en la que se reflejaba la polémica entre los partidarios de la unidad territorial con Araba, Gipuzkoa y Bizkaia y los defensores de una Navarra foral y española aislada del resto del país. En el contexto de esa discusión sucedieron los hechos de Tutera, que por desgracia no fueron una excepción en un momento de especial convulsión social.
Según Floren Aoiz, autor del libro El Jarrón Roto sobre la transición en Navarra “la represión fue especialmente dura aquí porque tenía una intencionalidad política muy clara: impedir la unidad vasca mediante el miedo”. A su juicio “los franquistas y sus nuevos aliados querían evitar a toda costa un cambio social y político que los desalojara de la posición predominante que habían adquirido gracias al golpe fascista de 1936. Para ellos una Navarra sola era la única manera de seguir teniendo la sartén por el mango tras la muerte de Franco y estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para lograrlo, como demostraron en Montejurra en 1976, en Sanfermines de 1978 y en Tudela en 1979.”
La polémica nuclear
Lo cierto es que gracias a personas como Gladis del Estal, jamás se construyó una central nuclear en Tudela y la de Lemoiz nunca llegó a entrar en funcionamiento. Sintomáticamente, quienes anunciaban hace 30 años todo tipo de calamidades si no se construían esas centrales son ahora partidarios del cierre de la central de Garoña, o eso es por lo menos lo que dicen –estamos en campaña electoral-.
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