martes, 8 de diciembre de 2009

REFLEXIONES SOBRE EL FANATISMO

Creo que a lo largo de mi vida he sido bastante templada, tolerante creo que lo soy mucho, y transigente también; siempre he rechazado cualquier tipo de violencia o agresividad, y siempre he intentado ser conciliadora en todo y con todos, sin embargo, en los últimos tiempos me ha preocupado a nivel personal una idea: a veces alguna persona de mi entorno me ha acusado de ser igual de intransigente que las organizaciones que rechazo al defender con pasión la libertad y la dignidad del ser humano.

Tengo muy claro lo que es el fanatismo, tengo muy claro que repudio el fanatismo, sé muy bien que es el gérmen infecto que lleva a la sociedad a cosas muy indeseables; es por éso que he intentado auto-analizarme porque en algunas ocasiones la indignación me ha llevado a defender a ultranza ciertas cosas y a atacar con saña ciertas otras que podéis imaginar. He dejado de participar en ritos, aun por compromiso social (me cuesta horrores...), me cuesta horrores callarme ante determinadas afirmaciones, me cuesta horrores no "salir al trapo" en determinadas situaciones. Ha habido gente de mi entorno que me ha dicho que caer en posturas extremas es caer en lo mismo que ataco, a veces me han acusado de ser igual de intransigente que ellos, etc.etc.

Por todo ello, como digo, me he auto-examinado, y a veces me he auto recriminado cuando no he sido capaz de permanecer con la boquita cerrada en ciertos ambientes. En fin, me ha preocupado el no caer a nivel personal en actitudes que repruebo al 100%. Quiero ser cualquier cosa menos una persona fanática, lo cual creo que no vive en mí.


Un amigo muy querido (que ha vivido un proceso de indignación similar al mío) me ha enviado este video con el que me identifico plenamente y que me reafirma en mis ideas sobre el fanatismo. No puedo ser transigente con los que no respetan al ser humano, serlo me conventiría de algún modo en su cómplice. La templanza y la moderación son valores que procuro que formen parte de mis esquemas y de mi vida, pero existen temas en los que la moderación no ha lugar según mis coordenadas. Porque no puedo respetar ciertas cosas.

Que no me pidan que sea tolerante ni moderada ante hechos aberrantes que dañan severamente a personas, a sociedades, a la humanidad entera. Que no me pidan que sea tolerante ante organizaciones culpables de muchas atrocidades que me indignan profundamente. Entonces sí actuaría como ellos... Sé que es un "trabajo personal" el que tengo que hacer para no dejarme llevar por mi repulsa visceral de ciertas cosas, en ello estoy, pero también sé que nunca, por mil años que viviera, podría ser tolerante ni magnánima con los que masacran, consciente o inconscientemente, la dignidad y la libertad del ser humano. Pat Condell lo expresa a la perfección...

Espero que estas ideas os puedan servir de algo, al menos, como a mí, para reafirmarnos en los límites que encuadran la diferencia entre el fanatismo y la repulsa acalorada y convencida de las mayores injusticias humanas.


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