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SEIS DEDOS, EL CARBONERO
Ahora que nuestros hijos y nietos cabalgan en Asnos es bueno recordar a la gente común, al currito de a pie, al trabajador. La miseria del espectáculo de nuestra vida diaria nos atiborra a conmemoraciones y aniversarios todas llenas de paja, de pajas mentales ,de fe y de impostura. Seis Dedos no era adulador en una Andalucía donde no faltaban Asnos. Su amor para la familia y su sueño libertario era tan extremado como el de una Burra para con su Buche.
Jerome R. Mintz nos dice que “la historia del Anarquismo es una historia de sueños, luchas y desastres”. En parte verdad, y en parte mentira. Una verdad de cara a la galería con su libro “Los Anarquistas de Casas Viejas”, y una mentira porque la historia de
Seis Dedos era del común de la gente. Carbonero. Un trabajador de día y de noche. Decía que él no adoraba Asnos, y menos al Asno del Vaticano. Era protector de los pobres y le dolía en el alma
El rosal que dicen que se llevó Blas Infante de las ruinas de la choza de Seis Dedos es lógico que no diera rosas negra y rojas, pues sobre él habían meado los jinetes del crimen y la represión. Como nunca han podido florecer las rosas tricolores en las cunetas y loberas del crimen sacrosanto de cruzada, palo, garrote y tentetieso.
En el Castillo de Medina Sidonia hay una hoguera que envía señales a los de Casas Viejas: “Cuidado, compañeros. Hay que leer en la evidencia visual de nuestra lucha de huelga general y revolucionaria. Nuestra historia nos lo dice: de derrota en derrota hasta la represión total”. Esto lo leyó Paco Ruiz, y lo adivinó. Sabía que vendrían, le masacrarían a él y a su familia, como así ocurrió, que la histeria del crimen institucionalizado hincaría sus zarpas y sus macabras fauces en su carne amorosa y solidaria, carne Anarquista, y la de sus familias y amigos de Casas Viejas.
Montaron una pandemia de fiebre represora y represiva, criminal, e incendiaron su choza, les acribillaron a balazos en risotadas democráticas fascistas. Azaña decía que no había Asnos en España. Se miró al espejo y vio que por todas partes había Asnos, y vio a Franco, y se asombró de ese lance de una canilla de animal. Y el general de cruzada le dijo: “Por todas partes hay Asnos, gracias a Dios, y no te vale la quema de conventos, macho”. Quema que , por otra parte, hicieron los mismos canónigos, meapilas y del clero mercenarios.
Sí, Abel mató a Caín con quijada de Asno y tiro en la nuca. Se había declarado el comunismo libertario en Casas Viejas, intento reprimido con maldad y saña criminal insostenibles. “Asesinaron a Seis Dedos, y con él a los hombres y mujeres que allí había” ( Mintz), consumada la represión en terrible venganza contra el pueblo trabajador y esclavo. El amor, la libertad y el trabajo de los campesinos y trabajadores andaluces fueron masacrados. De esta imagen copió el general guerrero, el nuevo Cid místico fascista, que luego llevaría a su práctica y sería elogiado por un Asno alemán. El había dicho, parafraseando al de Berlín, y bajo palio: “La carne del anarquista, comunista, masón o judío, manjar exquisito”.
Los ideales de pan, paz, justicia y libertad se desvanecieron para siempre en Casas Viejas.
-Daniel de Cullá
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