Gaza somos todos, menos los
criminales poderosos y ladrones asesinos que usan el ardid del terrorismo para
alcanzar sus metas a costa de inocentes.
La metralla es el agua para beber y matar su sed. Qué panorama tan trágico. Lo
que dice el crimen y el asesinato va a misa. En el Pentágono, en la Onu, en la
Eurocamara, se cachondean ni fingiendo ver libre a Gaza de la sujeción y
opresión y matanza por las armas de destrucción masiva made in USA. Todo por el petróleo. Todo por
la invasión. No importan las muertes, habiendo carnaza, aunque sea de niños
inocentes. Si son niños, cuantos más mejor, pues así se les caerá la baba de
gusto como a los curas pedófilos entre fuegos, y no de artificio. Preguntando
qué día, qué tarde o noche hace en Gaza,
responden: “Hace oscuro, y huele a niño asesinado y muerto”; mientras el
gendarme global les dice a sus lacayos del crimen: Hacedle aire y dad metralla
a Gaza, que no está cocida; esto es, avivad la lumbre de la guerra y aventad
con metralla para que cueza el puchero. Dadle más y más, que aún no la tenéis
bien sazonada ni satisfecha”. Y todos ríen.
Y la Iglesia, todas las iglesias, también, rezando su embuste e hipocresía al servicio
del criminal poderoso. Y siempre la misma historia. Una historia de criminales
soberanos y señores de la guerra. Una historia que nunca será juzgada por la
historia, porque el trabajo histórico se compone por mitades de crímenes y
guerras, y los historiadores se repiten como el chorizo, o los chorizos
gubernamentales, y la morcilla. Ni flores. “El que pierde es el que muere”, recitan todos los que
desean verse libres de sujeción y que los daños vayan a otros. La rapiña y el
crimen son eterno soporte y armazón de naciones nacidas del crimen y para el
crimen. Los niños que los misiles israelíes echaron de bruces y pechos
arrancados por la metralla para beber y matar su sed en la arena, si hay dios, que no lo hay, pues no es más
que una farsa, claman por los ajuares de la paz que se revuelven y mudan. Amor
y Libertad para Gaza. Y dejaos, señores del crimen y de la guerra de crueles y
divinas zarandajas.
-Daniel
de Cullá
1 comentario:
No se como podemos dormir, como podemos comer como podemos respirar siquiera viendo a los niños palestinos morir ante nuestros ojos, todos ellos son nuestros hijos.
Publicar un comentario