jueves, 12 de junio de 2014

DEMOCRACIA, JUSTICIA, IGUALDAD Y REPUBLICA


Democracia, Justicia, Igualdad y República.
Superado el golpe de efecto de los primeros momentos, tras el anuncio de la abdicación de Juan Carlos de Borbón apenas repuesta de la sorpresa causada por dicha noticia, más parecida a un Golpe de Estado que una renovación en el cargo de la alta institución del país, mis dudas e incertidumbres fueron dando paso a una intima convicción de que una vez más los poderosos que nos gobiernan se han dado cuenta a tiempo de que no tenían más remedio que cambiar algunas cosas para poder conservar lo más valioso para ellos: la permanencia en el control sobre el poder político y económico de esta gran farsa que llaman democracia.
 
Conforme han ido pasando los días, a medida que se han ido confirmando los hechos, sin que hasta ahora nos hayan aclarado los motivos que han precipitado la abdicación, y la no menos rápida coronación del heredero, no he podido por menos, que preguntarme, a qué se debe tanto secreto. A qué oscuros, inconfesables y sombríos intereses y designios obedece tanta celeridad, opacidad y secretismo?
 
Es verdad que apenas tuvimos tiempo, para reflexionar, pues al momento todo un aluvión propagandístico de los medios de comunicación afines a la corona y al gobierno del PP. Siempre postrados y serviles ante el dinero, los grandes intereses y corporaciones, y con la presunción de que todos los ciudadanos somos unos imbéciles y unos inútiles y desmemoriados, no ha dejado de bombardearnos, con loas y alabanzas hacia la extirpe Borbónica y la institución monárquica. Bien es cierto que los esfuerzos, mentiras y empeño que están utilizando hoy para que aceptemos al hijo son igual de falaces que los que utilizaron para que aceptásemos al padre en su legado al trono.
 
No obstante, y contrariamente a lo que el sistema y sus acólitos creen, no todos los ciudadanos hemos perdido la memoria, y tenemos muy presente que la Monarquía vino chapoteando en charcos de sangre de cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas que lucharon por la libertad, la justicia, la igualdad y la República legalmente constituida, y en contra de la dictadura sanguinaria de Franco. Dictadura a la que Juan Carlos 1º no tuvo empacho en abrazar para poder ceñirse la corona.

Por tanto, la monarquía no trajo la democracia, ni ha sido la artífice de nada que beneficiase al pueblo, primero porque toda monarquía por muy moderna que sea, no puede ser demócrata, esta institución es todo lo contrario a la democracia y el progreso, está sustentada por los pilares más nefandos, que históricamente han venido oprimiendo la humanidad: el miedo, el oscurantismo, el vasallaje, los prejuicios de casta, el expolio, la corrupción, el derecho a la heredad por sangre y nacimiento etc.
Históricamente las monarquías junto a las grandes religiones, han propiciado en todo el mundo las más grandes catástrofes para azote de los pueblos: Guerras, cruzadas, invasiones, hambrunas, exterminios de pueblos enteros, propagación del atraso, el terror y la miseria, usurpación de libertades, fueros y derechos ancestrales de los pueblos y las naciones.
 
Así pues, hay que decir, que a Felipe sexto por muy preparado que esté, ya que parece que esa es la única cualidad que tiene, no lo queremos como rey, queremos la restitución de la República elegida por el pueblo y para el pueblo. Cientos de miles de jóvenes bien preparados, ciudadanos que con muchas dificultades y esfuerzo han podido adquirir una educación y preparación para labrarse un futuro, han tenido que emigrar a otros lugares para vender la fuerza de su trabajo por salarios de miseria, privando a su país de origen, el que les ha permitido esa preparación, de su esfuerzo, ciencia y saber.
Mientras, Felipe de Borbón en sus cuarenta y seis años no ha hecho otra cosa, que vivir en el más grande de los lujos, privilegios y despilfarro a expensas del sudor, sangre y esfuerzo de todo un pueblo. Un pueblo, que en su mayoría piensa, que la monarquía es un lastre y una aberración histórica. Las voces de miles de ciudadanos claman por un referéndum, voces que cada día serán más y más fuertes, hasta conseguir reinstaurar la justicia, la igualdad y la libertad, derechos que solo una República elegida por el pueblo y para el pueblo puede garantizarnos.
 
Francisca Lorenzo Rodríguez.

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