lunes, 26 de mayo de 2014

MARIANA PINEDA

·
El 26 de mayo de 1831, en el  Campo del Triunfo, de Granada, es ajusticiada públicamente a manos   de la reacción absolutista de Fernando VII, Mariana Pineda, la romántica heroína de la libertad,  por bordar una bandera de los liberales. Con su ejecución, no sólo se pretende castigar a los liberales, sino castigar también la participación de la mujer en la vida política y social. 
La muerte de Mariana Pineda fue especialmente dramática, ya que al hecho mismo de la ejecución se unió la inexperiencia o escasa habilidad del verdugo, que con el garrote vil no sólo le rompió la médula espinal por el cuello sino que le atravesó el punzón hasta la boca. Como es sabido fue agarrotada en el Campo del Triunfo de Granada, mientras se quemaba ante sus ojos la bandera causante de su detención. 
Casi cien años después, en 1925, Federico García Lorca escribe “Mariana Pineda”, su drama romántico, obra literaria más que teatral, más lírica que dramática, ya que en todos los personajes casi siempre se escucha indistintamente la personalísima voz del poeta. “Yo soy ante todo –decía Federico- poeta dramático”. 
La tragedia de la muerte obsesionaba hasta el delirio la sensibilidad del niño que fue siempre Federico. Tal vez a aquel gran poeta, dulce y profético, la muerte de Marianita “en su Granada “, le ofrecía por adelantado, y en símbolo terrible, la visión de su propia muerte. Al decir, al cantar y al contar la muerte de Mariana Pineda, Federico nos dice, nos canta y nos cuenta su imperecedero morir, el correr de su sangre, como el de sus dos ríos granadinos: “Los dos ríos de Granada / uno llanto y otro sangre”.
El amor a la libertad, le hace gritar a nuestra heroína: “Yo soy la libertad porque el amor lo quiso. / ¡Pedro!, la libertad por la cual me dejaste. / Yo soy la libertad herida por los hombres. / Amor, amor y amor y eternas soledades”.
El 26 de mayo de 1831, en el Campo del Triunfo, de Granada, es ajusticiada públicamente a manos de la reacción absolutista de Fernando VII, Mariana Pineda, la romántica heroína de la libertad, por bordar una bandera de los liberales. Con su ejecución, no sólo se pretende castigar a los liberales, sino castigar también la participación de la mujer en la vida política y social.
La muerte de Mariana Pineda fue especialmente dramática, ya que al hecho mismo de la ejecución se unió la inexperiencia o escasa habilidad del verdugo, que con el garrote vil no sólo le rompió la médula espinal por el cuello sino que le atravesó el punzón hasta la boca. Como es sabido fue agarrotada en el Campo del Triunfo de Granada, mientras se quemaba ante sus ojos la bandera causante de su detención.
Casi cien años después, en 1925, Federico García Lorca escribe “Mariana Pineda”, su drama romántico, obra literaria más que teatral, más lírica que dramática, ya que en todos los personajes casi siempre se escucha indistintamente la personalísima voz del poeta. “Yo soy ante todo –decía Federico- poeta dramático”.
La tragedia de la muerte obsesionaba hasta el delirio la sensibilidad del niño que fue siempre Federico. Tal vez a aquel gran poeta, dulce y profético, la muerte de Marianita “en su Granada “, le ofrecía por adelantado, y en símbolo terrible, la visión de su propia muerte. Al decir, al cantar y al contar la muerte de Mariana Pineda, Federico nos dice, nos canta y nos cuenta su imperecedero morir, el correr de su sangre, como el de sus dos ríos granadinos: “Los dos ríos de Granada / uno llanto y otro sangre”.
El amor a la libertad, le hace gritar a nuestra heroína: “Yo soy la libertad porque el amor lo quiso. / ¡Pedro!, la libertad por la cual me dejaste. / Yo soy la libertad herida por los hombres. / Amor, amor y amor y eternas soledades”.

No hay comentarios: