Retazos
Miseria, corrupción y falsas promesas
| 06/diciembre/2012
Crecimos
creyendo que la mentira tiene las patas muy cortas, y que la verdad
suele triunfar siempre contra la falsedad, cuando nos adoctrinaban, a
los que llegamos a conocer los últimos conatos del nacional-catolicismo
franquista en la escuela, en valores rígidos y estereotipados que
criminalizaban, entre otras muchas cosas, la mentira como una de las
grandes expresiones del mal; sin intuir, ni de lejos, que los mismos que
nos chantajeaban con el miedo a mentir eran los que más y
premeditamente nos mentían. ¿Quién no recuerda haberse confesado
inocentemente ante un cura con ocho o diez años, y haberle dicho, entre
titubeos de temor, haber mentido, tras haber pasado dos horas intentando
rebuscar, a veces sin resultado, los pecados que ensuciaban nuestra
alma y nos convertían en firmes candidatos al fuego eterno? Imagino que
casi todos.
El mismo comportamiento paranoico ante la mentira
preside, por lo que vemos, las herramientas de gestión del gobierno
Rajoy. Quiero decir, todos sabemos (los que queremos saber, por
descontado) que el actual gobierno está incumpliendo sistemáticamente
todas y cada una de las promesas electorales con que engañó al país en
la campaña electoral. No es nada nuevo, e, incluso, circulan por la red
varios vídeos que lo demuestran con claridad meridiana. Lo que muchos no
esperábamos es que lo hicieran con el descaro, con la altivez, con la
soberbia y con la inmoralidad con que lo está haciendo.
El 10 de
septiembre pasado, hace escasamente dos meses, en la primera entrevista
televisada que Rajoy concedió a TVE desde que inauguró su mandato, el
presidente de la gaviota dijo textualmente “Si hay algo que no tocaré
son las pensiones”. Pues bien, sesenta días después de expresar tal
sentencia aclaratoria, deja a los pensionistas españoles casi 500 euros
más indefensos ante la tremenda realidad neoliberal. Lo hicieron público
la ministra de Empleo y Seguridad Social, junto a la vicepresidenta,
quienes, tras el Consejo de Ministros del pasado viernes, día 30 de
noviembre, anunciaron que “el Gobierno no compensará a los pensionistas
por la desviación del IRPF”.
Una manera suave de decir que el
pensionista medio español, uno de los que menos ingresos tiene de
Europa, verá recortada su pensión anual en una media de casi 450 euros.
¿Dónde está esa varita mágica de los que prometían, sin pelos en la
lengua, que “arreglarían España”? Porque no sólo no la están arreglando,
sino que la están devastando y llevando, sin paliativos, a la miseria.
Me
pregunto a dónde irán a parar los miles de millones de euros que se van
a sustraer de las miserables pensiones de los españoles. Quizás veamos
pronto algún nuevo rentable negocio familiar de alguien de la derecha, o
quizás nos enteremos de algunas nuevas comisiones multimillonarias por
tráfico de influencias; o quizás nos llegue la noticia de coches de
superlujo en garajes de propietarios que dicen que son un pequeño
regalo. O puede que se dediquen a subvencionar los bolsillos de
organizaciones religiosas ultra, tan beneficiadas por los próceres de la
derecha. Como son tan píos ellos, imagino que estarán continuamente
solicitando el servicio confesional de sus asistentes espirituales, y
ello en aras de mantener intactos sus sacrosantos “valores”.
Pero,
mientras tanto, paro, suicidios, precariedad, embargos, desatención,
muerte y miseria. Y, en la lista del índice de la Percepción de la
Corrupción 2012, España entre los primeros 30 países más corruptos del
mundo, al mismo nivel que Botsuana. Este es el gobierno de la gaviota,
un hermoso animal en apariencia, pero en realidad un animal carroñero.
Coral Bravo es Doctora en Filología
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