Dice el Estatuto de Roma (1998,
firmado por el estado español) que crimen contra la humanidad es el asesinato,
el exterminio, el desplazamiento forzoso, el encarcelamiento, la tortura, la
violación, la desaparición forzada, la persecución por motivos políticos o
cualquier acto inhumano que cause gran sufrimiento o atente a la salud mental o
física de quien los sufre cuando todos estos actos formen parte de un ataque
generalizado o sistemático contra una población civil. Está claro, entonces,
que el caso de las víctimas del fascismo del estado español es un caso de libro
de crímenes contra la humanidad.
Por otro lado la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad (1968, no firmada por el estado español) dice en su artículo cuarto que los Estados Partes se comprometen a adoptar las medidas legislativas, o de otra índole, que sea necesaria para que la prescripción de la pena establecida por ley no se aplique a los crímenes de lesa humanidad, y en caso de que exista sea abolida. Y aquí tenemos el porqué el estado español se niega a firmar este documento porque tendría que abolir la Ley de Amnistía, su ley de punto final e impunidad.
En resumen, el estado español reconoce el crimen de lesa humanidad pero sólo reconoce su imprescriptibilidad si se comete en otro estado, por eso ha juzgado y condenado a Scilingo por sus crímenes en Argentina, ha hecho retener Pinochet por sus crímenes en Chile o ha reclamado la extradición de los SS Totenkopf por sus crímenes en los territorios ocupados por la Alemania nazi. Con estos precedentes es fácil responder a estas preguntas:
Qué pasa en el estado español con la derecha y
la pseudoizquierda que, desde sus
diferentes tribunas de difusión pública, pueden censurar y condenar la
dictadura argentina, mirando con buenos ojos que se haga justicia a sus
víctimas, mientras niegan la justicia a las víctimas de la dictadura española?
Qué les pasa que critican el nazismo y hablan de sus crímenes como de lesa
humanidad reconociendo el genocidio mientras aquí practican el negacionismo?
El bipartidismo reinante, semilla de la transición que
todavía da sus frutos, ha negado, niega y negará, pero su negación también es
un crimen, tanto si se hace para conservar la inmunidad o por cobardía.
Desde hace más de 3 años que nos concentramos en la plaza Sant Jaume para
exigir Verdad, Justicia y Reparación y la anulación por ley de los juicios del
franquismo. Más de 3 años observando la estupefacción de la gente de todo el
mundo que se para para preguntarnos que hacemos bajo la lluvia o bajo el sol
con las fotografías de nuestras víctimas y que no dan crédito a la realidad que
vivimos. Gente de países que quizás si han firmado todos los convenios sobre
derechos humanos. Especial incredulidad muestran los argentinos que han visto
como aquí se sentenciaba a un criminal de su dictadura y no podían entender que
no se juzgaran los crímenes del franquismo. Muchas veces les hemos comentado
que tendríamos que hacer a la inversa, que sus tribunales tendrían que juzgar
los crímenes de nuestra dictadura. Y desde 2010 que se presentó la primera
querella a la justicia argentina por los crímenes cometidos por el franquismo,
y después de varías vicisitudes judiciales, ahora parece que por fin esta
querella, a la que ya se han añadido casi un centenar de particulares y
entidades, prosperará. No sabemos si llegará a buen puerto pero lo que si es
cierto es que se trata de una oportunidad más de obtener la justicia que tanto
el estado español como Europa nos ha negado. Otra vía a explorar, que pase lo
que pase, no tenemos que permitir que se convierta en una frustración, ni en
decepción, después de tantos años y años de lucha de familiares y de
asociaciones de la memoria. Porque nuestra lucha también es imprescriptible, es
nuestro convenio firmado con el corazón y la razón con las víctimas de la
dictadura fascista y la transición.
Reiteradamente hemos expresado la universalidad de las víctimas de los crímenes
de lesa humanidad, hemos dicho que las víctimas de crímenes de estado son de
todas y de todos, no tienen fronteras, que una desaparecida o desaparecido de
Guatemala, de Colombia, de Chile, de Argentina, de México, de España es una
víctima de todo un mundo que lucha por los derechos humanos, su defensa y su
cumplimiento. Que todas y todos tienen derecho a la Justicia, que las fronteras
geopolíticas no le pueden vallar el paso, que es un trabajo colectivo en el
cual nos tenemos que ayudar. Una voz escuchada y apoyada se puede multiplicar
por mil, por un millón o millones. Por eso nuestra voz estará presente este 1 de
septiembre en nuestra 32 concentración, abierta a todas las víctimas de
crímenes de lesa humanidad, para constituir un altavoz humano de denuncia, que
no tenga que olvidar, que no tenga que pedir perdón, ni sea obligado a
perdonar, que grite muy fuerte Verdad, Justicia y Reparación.
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