domingo, 26 de junio de 2011

VENTURETA BALLÚS, LUCHADORA REPUBLICANA, COMPAÑERA ENTRAÑABLE

Gente corriente
Exiliada permanente. El fascismo la echó en 1938 de su casa; en el 2004 la echó la voracidad inmobiliaria.

«Ni estoy integrada, ni lo estaré. Moriré sin integrarme»

Miércoles, 22 de junio del 2011 Imprimir Enviar esta noticia Aumentar/ Reducir texto
Gemma Tramullas Periodista

«Háblame de tú», advierte esta mujer de salud extremadamente frágil y una integridad a prueba de bomba. Tras vivir 65 años en Francia, volvió a Catalunya para trabajar por la memoria histórica. Lo que no esperaba es que, en democracia, volvieran a echarla de su casa familiar.

FERRAN NADEU

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Información publicada en la página 88 de la sección de Contraportada de la edición impresa del día 22 de junio de 2011 VER ARCHIVO (.PDF)

-Me preguntas si me siento de aquí o de allá… Verás, nací en Montornès en agosto de 1938 y era un bebé de cinco meses cuando cruzamos la frontera, el 30 de enero del 39, con mi familia. Nos establecimos en Mortagne au Perche, en la Baja Normandía, la patria de filósofo Alain.

-¿Cómo fueron los primeros años?

-Teníamos una habitación para varias familias. Éramos miserables y, cuando no había que comer, nadie comía. El día que comíamos hacíamos cazuela y comíamos todos: andaluces, vascos, catalanes… Todo se compartía. Esto es la vida para mí.

-¿Cuál es tu primera memoria de Mortagne?

-La école maternelle, la guardería del pueblo. Yo jugaba con las niñas magrebíes, marroquíes y tunecinas, o estaba sola, sentada en un rincón.

-¿Te sentías extranjera?

-Los franceses cultos nos recibieron con los brazos abiertos, pero los niños son crueles. Para las niñas francesas yo era de fuera, una intrusa.

-Esta sensación de ser de fuera, ¿la has tenido siempre?

-Yo soy una apasionada de Francia, pero nunca llegué a integrarme del todo. Y si me preguntas si ahora estoy integrada aquí... ni lo estoy, ni lo estaré. Me moriré sin integrarme.

-¿Por qué dices eso?

-Adopté la línea humanista y solidaria de mis padres y por ello siempre me he sentido extraña. Soy de todas partes y de ninguna, las raíces las tengo allí donde haya civilización, donde haya gente que sufra, gente que necesite ayuda, ese es mi lugar.

-Cuando eras niña, ¿qué te contaron tus padres de Catalunya?

-Me hablaban de la ópera, del Palau de la Música, de aquella Catalunya en la que un trabajador podía ir a la ópera vestido de proletario. La República quería que la cultura estuviera a nivel de todo el pueblo, que fuera elitista para todo el mundo, no elitista para cuatro. Había un nivel cultural extraordinario. Yo tenía la idea de esta Catalunya culta y próspera.

-La imagen se hizo añicos la primera vez que volviste a cruzar la frontera.

-Era el año 58 y fue un trauma. Nos detuvieron 15 horas en la frontera, nos insultaron, nos quitaron todo. Al cruzar, no vimos más que miseria, un país tercermundista.

-¿Y la casa de tus padres en Montornès? ¿Cómo estaba?

-La había incautado la falange y tenían cientos de conejos, todo apestaba y estaba destrozado. La masía estaba escriturada desde el año 1460 y mi familia siempre había vivido allí. No recuperamos la casa hasta el año 67.

-Pero no te instalaste allí hasta muchos años después. ¿Por qué?

-Mi marido nunca quiso volver y murió en Francia. Pero yo tenía que hacerlo, así lo habían pedido mi abuela y mi padre. Ellos no se fueron de su país porque fueran unos aventureros, sino para seguir luchando contra el fascismo y esta sigue siendo mi lucha, porque el pueblo que desconoce su pasado volverá a cometer los mismos errores.

-¿Cuándo te estableces definitivamente en la casa de Montornès?

-Estuve mucho tiempo viviendo entre Francia y Montornès, hasta que en el 2003 me quedé aquí.

-Por fin en casa. ¡65 años después!

-Pero no por mucho tiempo. En el 2004 el ayuntamiento me expropió.

-¡Qué dices! ¿Por qué?

-Nos habíamos negado a vender la masía a un promotor privado que quería hacer pisos, pero luego el proyecto pasó a ser público. Me echaron de mi casa porque era urgente hacer allí un centro para ancianos. Ocho años después, no han hecho nada. La casa está abandonada.

-Es la segunda vez que te echan de tu casa, otra vez eres la forastera.

-Totalmente forastera. ¿Has visto la falta de cultura y de honestidad que hay en este país? La sublevación fascista del 36 acabó con la línea humanista de la República, donde un ser humano vale lo mismo, tenga o no tenga dinero.

-Si pudieras pedir un deseo...

-A mi edad poca cosa veré, pero desearía que se creara una comisión de la verdad para que se haga justicia histórica y que Catalunya recuperara aquel nivel cultural y aquella solidaridad. Hay gente que se gasta el dinero en un crucero, pero yo todo lo que consigo juntar lo invierto en el combate por la memoria.

2 comentarios:

Ernesto Vilches dijo...

Querida Ventureta: te acordarás de mí cuando te diga que uno de los días más especiales que he pasado en mi vida, fue cuando me llevaste a Vernet les bains a conocer la casa del bosque (maison du bois) de mi abuela Josie, quien la alquiló para que junto con mi padre la convirtieran en un “hospital” simulado para esconder a los exiliados republicanos y desde allí llevarlos a embarcarse a América.
Dime donde estás. Quiero saber de ti.
Un abrazo cariñoso y solidario de Ernesto Vilches desde México .

Ernesto Vilches dijo...

Ventureta. Soy Ernesto Vilches. Dame tus datos para llamarte.