lunes, 24 de enero de 2011

CARTA ABIERTA CONTRA UNA INFAMIA

domingo 23 de enero de 2011

Carta abierta a Adela Donaire Caballero, Concejala del Ayuntamiento de Esplugues de Llobregat por el PSC.


Señora Donaire
Queríamos informarle de que el acto en memoria de nuestro compañero Álvaro Fernández, no gracias a usted, fue un éxito, muy emotivo, entrañable y lleno de banderas republicanas, catalanas, estelades, Ikurriñas, banderas de Galicia, de Palestina, del Sáhara y otros países con los cuales tuvo relación. Tal como él hubiera querido. También deseábamos hacerle llegar que entre las 150 personas que celebramos esta fiesta de despedida de este compañero, que dedicó toda una vida a la lucha por las libertades, la democracia y los derechos humanos, había una más que amplía representación de las entidades memorialistas que en este momento trabajan por la verdad, la justicia y la reparación por las víctimas del franquismo, alguna de ellas con la Cruz de Sant Jordi.


Que dentro de este grupo había personas generosas de toda ideología que vinieron a despedir a un amigo que fue coherente y fiel a sus ideas y que justamente por eso lo respetaban. Gente venida expresamente de Francia, Suiza, Italia, de todo el estado español. Gente de diferentes nacionalidades: argentinos, uruguayos, brasileños, colombianos, mexicanos, franceses, italianos, británicos. Queríamos comunicarle que todas estas personas se mostraron totalmente indignadas con su actuación de viernes (14/01/2011), con su mirada corta y con su carencia de talante, que intentó pasar por encima de nuestro compañero como lo hizo el franquismo negándole en democracia una despedida digna.

Usted a menos de 24 horas de nuestro homenaje se presentó en el centro extremeño de Can Vidalet, en su calidad de concejala del Ayuntamiento de Esplugues, no de miembro del centro, a observar la decoración de la sala que habían cedido para hacer este acto. Le dijo a la persona encargada de la celebración, que en aquel centro, como asociación registrada en su Ayuntamiento sólo estaba permitido la bandera de España, la catalana y la de Esplugues, que bajo ningún concepto podía haber banderas republicanas, lo cual le pareció terrible. Más terrible le pareció aun que hubiera una Ikurriña en la sala, como si esta bandera legítima, que preside el despacho y las instituciones que su compañero de partido Patxi López representa como Lehendakari, tuviera connotaciones indeseables. Seguramente si se hubiera enterado por adelantado que se bailaría, ¡y se bailó!, un aurresku en honor del homenajeado, tal como se ha hecho con compañeros de usted en otros ocasiones, y tal como se hace incluso en bodas y bautizos, hubiera llamado a la Audiencia Nacional. Le informamos que nuestro compañero Álvaro estuvo viviendo en, como diría usted, la comunidad autónoma vasca, y que un compañero de aquella tierra, muy estimado por nosotros, también murió este año pasado y que este también era nuestro homenaje. Y sí, la Ikurriña iba enganchada a la terrible bandera republicana.

También dijo usted que no podía haber ni una pequeña pancarta con una corona y las palabras constitución, no, gracias, simulando las campañas antinuclear, pero le recordamos que los republicanos no somos monárquicos, que no votamos esta constitución y que aspiramos a una república o repúblicas como nuestras vecinas Francia y Portugal, y que estas aspiraciones son legítimas y que hay partidos en el congreso de los diputados que así lo recogen en sus programas y no son expulsados del marco democrático. Que cuando nosotros colgamos estas banderas era en honor de todos los que lucharon por sus colores contra el fascismo, entre ellos muchos de sus compatriotas, que formaban parte de su partido, y que fueron asesinados, exterminados, en la plaza de toros de Badajoz, su tierra, pero a usted esto le debe de interesar muy poco. Tan poco como uno de los miembros del Centro que dijo a una compañera que a él no le importaba nada “que hubieran fusilado a los señores de las fotos”.

No era un acto político, como se quería hacer ver, y tampoco era un acto público, sino un acto privado de memoria y en memoria del compañero Álvaro, donde sólo verían aquellas banderas los asistentes al mismo, todos demócratas, quizás no como usted. La bandera tricolor representa unos valores universales republicanos democráticos que su partido dice defender. Decirle que en centros cívicos dependientes directamente de los ayuntamientos, de diferentes colores, se han celebrado actas de memoria, actos republicanos y de reivindicación de república sin ningún problema. Quizá lo que fue demasiado para usted fue ver un montaje con las fotos de nuestro compañero con Karl Marx, una foto que a él le divertía mucho. Esto la hizo temblar. Quizás usted que se llama socialista, no ha leído a este señor, quizás tampoco conoce a Pablo Iglesias, ni ha leído nada de sus predecesores de partido, que si ahora levantaran la cabeza caerían muertos de vergüenza.

Usted no quería que nadie cantara. Y lo informamos que cantamos mucho y mucho, canciones "revolucionarias" como A desalambrar, Hasta Siempre Comandante, Le temps des cerises, A las barricadas, Ay Carmela, En la plaza de mi pueblo, o Rosario Dinamitera del peligroso Miguel Hernández, e incluso l’Estaca, Els Segadors, y La Internacional, usted imagino que debe de saber cuál es, ¿no?

Usted vino haciendo ostentación de su cargo, y le recordamos que usted se una servidora pública, al menos hasta las próximas elecciones municipales, y que metió el miedo en el cuerpo a la gente mayor que gestiona el centro. La señora presidenta nos dijo que ella no tenía ningún problema con las banderas pero que tenía miedo por las subvenciones.
En resumen, usted ofrecía, a menos de 24 horas de la celebración, un local desnudo donde no podíamos colgar banderas, sobre todo y bajo ningún concepto las republicanas, ni fotos de gente represaliada por el franquismo. Nos dejaba sólo comer, beber y respirar, qué amabilidad. Y además, usted pasó por nuestro lado y no se dignó a hablar con nosotros. La decisión de la persona que lleva el bar del centro de cerrar y ofrecernos su establecimiento para hacer allí el homenaje, nos ahorró la vergüenza de hablar directamente con usted, y tener que escuchar de sus labios argumentos totalitarios y antidemocráticos de personas que cobran sus sueldos de nuestros impuestos. Hacer valer la condición pública para asuntos privados es mucho más grave que prohibir en nombre del Ayuntamiento, a pesar de que ambos son actos de dudosa legalidad.

Queremos que sepa que este hombre, al que usted estuvo a punto de dejar sin celebración, formó parte más que activa de la lucha por La Bòbila, que vivió en el barrio cuando volvió del exilio forzado y que se implicó para mejorar las condiciones de los vecinos. Que entre sus compañeros de lucha hay alguien que hoy en día es diputado e incluso algún ministro de su partido, que al menos entonces, sí eran antifranquistas, no como usted.

El próximo lunes empieza una serie en la televisión pública bajo el título de República y tengo entendido que saldrán muchas banderas republicanas y gritos de Viva la República. Puede escribir al director de TVE para que no la emitan, todavía está a tiempo.
Esta carta la subscriben familiares, compañeros y los muchos amigos de Álvaro, indignados por la ofensa a las personas, luchadoras y luchadores antifranquistas, que dejaron la vida por sus ideas, representadas en los símbolos que usted ha querido prohibir.

Col·lectiu Republicà del Baix Llobregat

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