HENRIQUE MARIÑO Madrid 30/10/2010. EL PÚBLICO.
Hay una ciudad que aguarda al Papa con los brazos abiertos, consciente del reclamo que supondrá para católicos, viajeros y curiosos, que pasarán por la caja de bares, restaurantes y hoteles. Pero la llegada de Ratzinger también ha motivado el rechazo de asociaciones de diverso pelaje y de compostelanos de a pie, acostumbrados durante este verano a tener que esquivar a peregrinos y visitantes en las atiborradas callejuelas del casco histórico de Santiago, convertido en un parque temático del turismo religioso y espiritual.
La capital gallega, que roza los 100.000 habitantes, podría recibir el 6 de noviembre, fecha de la visita de Benedicto XVI, a más de 200.000 personas, según el arzobispado santiagués, que no ha dudado en pedir donativos a los empresarios para sufragar los gastos y no desinflar las arcas diocesanas. Además de las molestias que supone el operativo, ha habido quejas por el coste, directo o indirecto, que asumirán las administraciones públicas, por la vigilancia y controles policiales y por tratar a la figura más prominente de la Iglesia católica como a una estrella del rock.
Nada más conocerse la noticia del bolo del Papa en Santiago, algunos balcones comenzaron a lucir banderas con el lema Eu nom te espero, inspirado en el Yo no te espero que algunos valencianos blandieron en la visita que efectuó el pontífice en 2006. Un portavoz de la asociación cultural A Gentalha do Pichel, entidad adherida a esta campaña, reprueba además otro coste: "El de la libertad, que están pagando todos los ciudadanos y que se coarta con las medidas de seguridad adoptadas y con las censuras de carácter preventivo: el secuestro de la revista Retranca, el veto a la publicidad de un libro ateo en los buses urbanos o la retirada de un artículo crítico de la web de un diario gallego".
Aunque fuentes del Ayuntamiento y de la Policía lo han negado, el Movemento polos Dereitos Civís (MPDC) ha denunciado precisamente la actuación de algunos agentes de la Policía Nacional, que han exigido a los vecinos que retiren los carteles. A Gentalha va más allá y asegura que ha habido detenciones de personas con antedecentes. "Pasear por la ciudad vieja es pasear por el DNI. Sabíamos que esto iba a pasar: la presencia policial es enorme y ha habido arrestos de personas que participaron en la manifestación de la huelga general del 29-S".
Laicos en Santiago
Francisco Delgado pasa desapercibido entre la multitud que se ha acercado hasta la catedral. El objetivo del presidente de Europa Laica no es recibir la compostela ni ver al apóstol. Acaba de llegar a la urbe para coordinar a los socios gallegos y tratar de implantar una franquicia de su organización en Galicia, para lo que también se ha citado con militantes de Esquerda Unida y con sindicalistas de la CIG. No observa una exaltación de la fe cristiana en las calles: "La inmensa mayoría de la ciudadanía se muestra indiferente. Van a participar los católicos y algún curioso", aventura.
Él también cree que se está vulnerando la libertad de expresión. Critica, por ejemplo, la censura por parte de una agencia publicitaria y una concesionaria de transporte de un anuncio publicitario para promocionar un libro ateo en dos líneas de buses.
"No tiene ningún sentido, cuando posiblemente el transporte se financia con medios públicos. Tiene igual derecho la Iglesia a anunciarse en televisión que la editorial en los buses. El alcalde, socialista, debería intervenir para defender la libertad de expresión y los derechos del anunciante", opina Delgado, quien cree que "la gente tiene miedo a enfrentarse a un poder económico, más que religioso, que controla mucho y a veces utiliza su integrismo".
No son los únicos críticos con el viaje papal. El BNG, tercera fuerza política en el Parlamento autonómico, no ve con buenos ojos que se financie con fondos publicos y ha descartado su presencia en los actos por su carácter "exclusivamente" religioso. El PSdeG abogó por mirar con lupa cada partida destinada al evento y ha exigido a la Xunta, en manos del PP, que especifique los gastos y no peque de falta de transparencia. El nacionalismo extraparlamentario ha rechazado de plano la sola presencia de Benedicto XVI; y algunas asociaciones y colectivos de base han organizado actividades para mostrar su rechazo.
Cortejo irónico
Sei o que nos figestes... se han tomado el asunto a pitorreo y, así, organizarán el próximo sábado (junto a Komunikando.net y en colaboración con otras cuatro agrupaciones) el evento gastronómico musical Camiño a Teo. Tras una caminata hasta el ayuntamiento vecino —"en sentido contrario al Camino Portugués" y disfrazados de "papa o papisa, padre o monja, acólito o monaguillo, santo o beata"— celebrarán un sarao con una duración similar a la visita del Papa "y un poco más". Pondrá la guinda a otras celebraciones anteriores como la Festa da Hostia y Foi-se co Bento (una convocatoria de apóstatas en el Obispado de Lugo, cuyo irónico nombre juega con el filme Lo que el viento se llevó y el nombre del pontífice, Bento en gallego).
Otras organizaciones han llegado incluso hasta los tribunales. Esculca (Observatorio para la defensa de los derechos y las libertades) interpuso en un juzgado santiagués un recurso contra las medidas operativas y de seguridad que se efectuarán en el casco histórico, mientras que Mulheres Transgredindo ha presentado su particular ofrenda al apóstol: una denuncia contra Joseph Ratzinger por "apología del genocidio y delitos de lesa humanidad", en referencia a los "abusos sexuales a menores y su encubrimiento, apología de la misoginia y la homofobia", así como "persecución por motivos políticos, étnicos, de género o de orientación sexual". Esto, en el mundo de a pie, porque anchas son las redes sociales, donde se han creado páginas respaldadas por otras personas que tampoco esperan al Papa.
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